martes, 11 de abril de 2017

HEFORSHE

A grandes rasgos, se concluye que es imperativo implementar estrategias para mejorar la calidad de vida de las mujeres, en búsqueda de obtener la igualdad de género a través del empoderamiento desde las mismas mujeres desde que son niñas y del reconocimiento de los hombres de los derechos de género, desde su infancia.

Me gusta ese título “HeForShe”, porque la contribución del género masculino es esencial para disminuir las brechas salariales, de brindar la opción de ostentar mejores e importantes cargos en la sociedad, de dejar atrás los trabajos vulnerables, los mal o no remunerados, no sólo incentivando la igualdad de género sino cumpliendo con sus obligaciones, entre otras, domésticas, borrar ese pensamiento tanto en los hombres como en las mismas mujeres, que cuando un hombre hace algo, por y para su familia es porque ayuda y no porque es en efecto también su obligación, y está condicionado muchas veces a pensar que si lo hace es “gay”.

Es  forzoso pensar que los aportes en sociedad deben eliminar la discriminación de género, tanto la directa como la indirecta, la originada a partir del hombre y peor, la propiciada desde las propias mujeres, quienes en su rutina diaria se prestan a ser discriminadas, dominadas, a ser objeto de servidumbre y a su vez dirigen discriminación y dominación hacia otras transmitiendo y difundiendo el trato desigual.  

El enfoque, tratamiento y aplicación del género debe ser un modelo sobre los niños y las niñas, para que ambos identifiquen y apliquen igualdad de género, que el respeto no sea inculcado sino algo innato, inherente a ellos como seres humanos. Que el debate comience desde la opinión, con el aporte desde la diferencia, desde la participación, desde la formación que en muchas oportunidades es segada y sesgada hacia la mujer, cuando las labores domésticas le demandan tanto tiempo, que es imposible dedicarlo a su formación, a un rato de entretenimiento o simplemente de descanso, a ejercer un trabajo formal, y con ello a contribuir en el desarrollo político, económico, social y cultural en del medio en que se desenvuelve; lo cual a su vez impide que ella sea un ejemplo de empoderamiento, de independencia, de ejercicio pleno de derechos y de libertad, a quienes le siguen su paso.

La mujer por naturaleza debería ser eje principal en la toma de sus propias decisiones tanto a nivel individual como a nivel social, si éstas son en últimas las que van a afectar nuestra vida, por cuanto hoy por hoy, los órganos de decisión en el mundo están formados en su gran mayoría por hombres, quienes se ausentan o no contribuyen de manera efectiva en las asambleas, cumbres, debates, reuniones, conferencias, encuentros, o similares en los cuales se decide el futuro de la mujer.


Hay que romper paradigmas, y aunque la lucha sea dura, empecemos en el diario vivir, deteniendo el acoso, la violencia, los micromaltratos, en todo caso, demos el primer paso. 

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