lunes, 17 de abril de 2017

CASO FUJIMORI




El caso de las esterilizaciones forzadas así como todas las conductas cometidas contra otro ser humano sin su consentimiento son reprochables. Nada tiene que ver el control demográfico, la hambruna, tasas de mortalidad, las políticas de Estado, primero está la voluntad del individuo que hay que respetar sobre cualquier capricho del legislador, del Estado o simplemente de cualquier otro semejante.

Por otra parte, es triste ver como quieren imponer no solo su dictadura sino su identidad cultural sobre otra, como en el caso que nos ocupa, los indígenas. 

Es condenable ver cómo se imparten ese tipo de instrucciones y se constriñe a los funcionarios a cometer este tipo de atropellos, con metas a cumplir, causando todo tipo de problemas de salud física, mental, emocional a las víctimas, que además de ser víctimas son personas vulnerables por el modo en el que son intimidados. Como se pudo notar no solo se atentó contra mujeres sino hombres, contra su arraigo cultural,su familiar, su entorno.

Y esto es sólo lo que se sabe, lo que se ha reportado...

Las brechas salariales


Las brechas salariales se denotan en la desigualdad, la discriminación, los estereotipos que los mandos altos van encabezados por el género masculino, y las mujeres relegadas a posiciones intermedias o bajas en la escala laboral, esto hablando de cuando son nombradas para ejercer algún cargo, porque muchas veces desde la postulación de la hoja de vida son excluidas así no sean madres de familia, sólo por el hecho de  ser una madre potencial, o por pensar que las capacidades de la mujer son inferiores a las del hombre.

Esto de acuerdo a lo expuesto y considerando que hay menos brechas salariales si se tienen más políticas de igualdad, yo le añadiría que también que disminuirían cuando no existe una política y una cultura de corrupción que agrava enormemente la situación en el evento que se es contratado no por meritocracia, sino por tráfico de influencias, por cuanto el empleo se puede conseguir con un alto salario sin tener en cuenta el perfil del empleado, o la sana competencia entre más candidatos, lo cual genera brechas e inequidades.

Aunado al hecho de las labores que se realizan son en algunos casos limitadas por su comunidad, su credo, su raza, edad, nivel socio-económico o educativo, o subestimadas si son llevadas a cabo por una mujer, y no se les da el mismo crédito, valor o estimación que si las ejecutara un hombre.


No obstante, me surge una inquietud a pesar que no sea eminentemente salarial, pero es un factor relacionado e importante que no se toma en cuenta a la hora de abordar el tema de la inequidad, y es la circunstancia cada día más creciente, generada cuando los hombres dependen deliberadamente de las mujeres en el plano económico, mientras muchos se dedican al ocio y a la total vagancia, ellas se dedican a las labores domésticas, y productivas, terminan siendo dominadas y adicionalmente, explotadas, lastimosamente, muchas veces con su consentimiento. Entonces, ¿quién percibe más quien sale a trabajar por horas y por un bajo sueldo, o quién se queda en casa sólo esperando recibir y disfrutar ese ingreso sin esfuerzo alguno?

martes, 11 de abril de 2017

HEFORSHE

A grandes rasgos, se concluye que es imperativo implementar estrategias para mejorar la calidad de vida de las mujeres, en búsqueda de obtener la igualdad de género a través del empoderamiento desde las mismas mujeres desde que son niñas y del reconocimiento de los hombres de los derechos de género, desde su infancia.

Me gusta ese título “HeForShe”, porque la contribución del género masculino es esencial para disminuir las brechas salariales, de brindar la opción de ostentar mejores e importantes cargos en la sociedad, de dejar atrás los trabajos vulnerables, los mal o no remunerados, no sólo incentivando la igualdad de género sino cumpliendo con sus obligaciones, entre otras, domésticas, borrar ese pensamiento tanto en los hombres como en las mismas mujeres, que cuando un hombre hace algo, por y para su familia es porque ayuda y no porque es en efecto también su obligación, y está condicionado muchas veces a pensar que si lo hace es “gay”.

Es  forzoso pensar que los aportes en sociedad deben eliminar la discriminación de género, tanto la directa como la indirecta, la originada a partir del hombre y peor, la propiciada desde las propias mujeres, quienes en su rutina diaria se prestan a ser discriminadas, dominadas, a ser objeto de servidumbre y a su vez dirigen discriminación y dominación hacia otras transmitiendo y difundiendo el trato desigual.  

El enfoque, tratamiento y aplicación del género debe ser un modelo sobre los niños y las niñas, para que ambos identifiquen y apliquen igualdad de género, que el respeto no sea inculcado sino algo innato, inherente a ellos como seres humanos. Que el debate comience desde la opinión, con el aporte desde la diferencia, desde la participación, desde la formación que en muchas oportunidades es segada y sesgada hacia la mujer, cuando las labores domésticas le demandan tanto tiempo, que es imposible dedicarlo a su formación, a un rato de entretenimiento o simplemente de descanso, a ejercer un trabajo formal, y con ello a contribuir en el desarrollo político, económico, social y cultural en del medio en que se desenvuelve; lo cual a su vez impide que ella sea un ejemplo de empoderamiento, de independencia, de ejercicio pleno de derechos y de libertad, a quienes le siguen su paso.

La mujer por naturaleza debería ser eje principal en la toma de sus propias decisiones tanto a nivel individual como a nivel social, si éstas son en últimas las que van a afectar nuestra vida, por cuanto hoy por hoy, los órganos de decisión en el mundo están formados en su gran mayoría por hombres, quienes se ausentan o no contribuyen de manera efectiva en las asambleas, cumbres, debates, reuniones, conferencias, encuentros, o similares en los cuales se decide el futuro de la mujer.


Hay que romper paradigmas, y aunque la lucha sea dura, empecemos en el diario vivir, deteniendo el acoso, la violencia, los micromaltratos, en todo caso, demos el primer paso.