Pese a ser un tema recurrente y cotidiano, intenta pasar desapercibido no sólo en el ámbito laboral sino también el social, que es en últimas, en estos donde repercuten directamente las consecuencias de ser víctima de este acoso.
Hablar de ello es un tabú, por el temor que representa enfrentarlo, es el miedo a perder el empleo que con tanta dificultad se ha obtenido, o a ahondar en el maltrato laboral como sinónimo de dicho acoso. No obstante, frente a estas circunstancias es importante conocer que se encuentra normado en la Ley 1010 del 2006.
Así las cosas, es imperativo señalar que el Acoso Laboral se entiende como cualquier tipo de conducta tendiente a atentar contra la dignidad humana, dentro de una relación laboral, ya sea en la esfera pública o privada.
Lo anterior, se traduce en ciertos comportamientos desplegados por un superior (jefe), un compañero de trabajo, o un inferior (jerárquicamente hablando) respecto de la víctima; con el fin de intimidarlo, generarle terror o angustia, lo cual causa desmotivación en el trabajo y en muchos casos la renuncia al mismo.
Entonces, ¿cómo determinar si soy víctima de acoso laboral? Aquí algunos ejemplos:
- Si recibo comentarios o expresiones ofensivas alusivas a mi raza, género, preferencia política, de igual forma, si he sido descalificado profesionalmente.
- Si ha habido actos de agresión física en mi contra.
- Cuando en ausencia de justa causa, me son proferidas amenazas de despido ante los compañeros de trabajo.
- Burlas en público sobre mi apariencia física o forma de vestir.
- Exigencia para laborar en horario excesivo, es decir, más allá de la jornada contratada o a la establecida por la ley, en ausencia de una necesidad real de la empresa para hacerlo.
¿Qué hacer en caso de ser víctima de acoso laboral?
Poner en conocimiento la situación de manera escrita y con las pruebas que lo fundamenten ante el Inspector de Trabajo, Inspector Municipal de Policía, Personero Municipal o Defensor del Pueblo.
¿Por qué hacerlo?
Un individuo como parte integral de la sociedad, como fuerza laboral activa merece trabajar en condiciones dignas y justas, gozando especialmente de la libertad, la intimidad, la honra y la salud mental en un ambiente sano y de armonía laboral.
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