lunes, 30 de marzo de 2015

El impacto psicológico de un acoso laboral: Antes, durante y después de la denuncia Parte I

El daño que queda luego de un proceso de "acoso laboral" desde la primera conducta dañina hacia la víctima hasta el último eslabón es muy grande, inolvidable e incurable; pues sobrepasa la esfera laboral a la vida privada tanto en vigilia como en estado de sueño. Esa violencia psicológica sacude todas las áreas del ser humano, tanto que se ve afectado todo su entorno social, económico y familiar.

Decidirse a dar el gran paso hacia la denuncia no es algo fácil, no sólo por el temor a ser despedido, sino en primera medida a ser nuevamente maltratado por subestimar la queja cuando sea presentada por falta de pruebas, o a ser visto como una persona complicada, conflictiva o inconforme. Esto de
tener un gran recaudo probatorio es importante, para que a la vuelta de la esquina finalizando el proceso de acoso sea la víctima quien resulte pagando multas por obtener resultado desfavorable como consecuencia del mismo.

Pues bien, mi caso se presentó en Bogotá, en el único banco estatal existente en el país, pero esto no obsta para que se den de manera reiterada estas circunstancias acosadoras, cuyos hechos se replican cada vez que interpongo una acción llámese citación a Comité de Acoso Laboral, derecho de petición, proceso disciplinario, entre otros. Y ante eso me pregunto, si eso me pasa a mí siendo abogada, ¿Cuáles obstáculos tendrá que enfrentar una persona del común? Mi respuesta será siempre la misma, pues los acosados no denuncian.

Es como cuando veo en televisión un comercial institucional haciendo el llamado para que "no se quede callado, denuncie la violencia intrafamiliar", o cualquier otro tipo de conducta, sin embargo, quien tiene que entregar la citación al violento es el mismo perjudicado, y es nuevamente maltratado cada vez que lo remiten a una y otra institución, mientras citación va, citación viene, sin ser resuelta la situación de fondo, si es que antes de llegar a la sentencia del hostigador, éste no ha aniquilado al agredido.

Retomando, el asunto materia de ilustración, yo llevo dos años en el intento de demostrar las conductas de acoso laboral por parte de un Gerente, en jerarquía, segundo al mando después del Presidente del Banco en cuestión, a quien llamaré "señor S". En primera medida, bajo los parámetros de la ley 1010 del 2006 ( Por medio de la cual se adoptan medidas para prevenir, corregir y sancionar el acoso laboral y otros hostigamientos en el marco de las relaciones de trabajo) y sus definiciones, puedo decir que contra mí hubo y hay 1). Maltrato laboral, 2). Persecución laboral, 3). Discriminación laboral, 4). Entorpecimiento laboral. ¡Uf!, 4 de 6, que buen acosador tuve.

¿Por qué 4 de 6? Porque sin consideración alguna el Gerente de Área ejerció contra mí al tenor literal de la ley 1010, MALTRATO LABORAL: "actos de violencia contra mi integridad moral" cuando me desempeñaba allí como Profesional Universitario (sobra decir que me despidieron del empleo una vez denuncie las conductas acosadoras del Gerente), "expresiones verbales y ultrajantes que lesionaron mi integridad moral" y "comportamientos tendientes a menoscabar mi autoestima y dignidad dentro de la relación de trabajo". Acá dejo claro que fuimos víctimas suyas todas las personas a su cargo, alrededor de unas 20, empero, nadie excepto una funcionaria había sido capaz de denunciar estas agresiones; infortunadamente, para evitar ser despedida ella se retractó de la acción disciplinaria, se disculpó ante el señor S y le rogó con el fin de permanecer en su cargo.

Por otra parte, las expresiones más denigrantes eran respecto de mi forma de vestir, sobría y siempre de negro, cuyos colores ni formas le gustaban, por esa razón se atrevió alguna vez a decirme de manera muy abusiva que me iba a nombrar "Administradora de Cementerio" o "se viste como su abuelita".

Ahora bien, PERSECUCIÓN LABORAL: Obvio que sí, por cuanto su objetivo final era "inducir mi renuncia mediante la descalificación que puede producir desmotivación laboral" y puedo asegurar vehementemente "sí la produce". Que te digan pareces una secretaría, eres loca, rara, pero no porque ello sea denigrante sino por la forma en que te lo dicen, cuando tanto tú, tu grupo de compañeros y tu Jefe saben que tú eres excelente laborando, redactando y haciendo, en mi caso era la mejor.

¿DISCRIMINACIÓN LABORAL? Conmigo especialmente había un trato diferenciado por razones de preferencias políticas carentes de toda razonabilidad desde el punto de vista laboral.
¿Quién era él para enojarse cuando oía noticias del Presidente venezolano, Hugo Chávez, solamente porque pensaba que yo era ferviente seguidora de él?, igual sucedía con Ernesto "Che" Guevara, tan es así, el señor S decía que yo era su representante legal; como frase suena jocosa, pero a un Jefe no le corresponde dirigirme esos entuertos, mientras yo no involucrara mis ideologías políticas o las que señor S creía me poseían, con mi ejercicio profesional. De tanto repetirse eso en su cabeza, mientras saludaba a mis compañeros de trabajo con un "Buenos días Ingeniero", "Buenos días Estadístico" "Buenos días Abogado", a mí me saludaba con un "Buenos días Comandante".

Finalmente, ENTORPECIMIENTO LABORAL: Hubo toda serie de "acciones tendientes a obstaculizar el cumplimiento de mis labores, haciéndolas más gravosas, tales como: privación de insumos e instrumentos para desarrollar mi trabajo, hasta pérdida de documentos". De todo lo relatado, no se sabe cuáles son los agravios más enormes, en este punto, quiero señalar una circunstancia en la que el señor S y mi jefe inmediato de ese entonces, extraviaron nada más ni nada menos que un cheque, lo más descarado de todo, es que existiendo un acta de recibido firmada por ellos, me hicieran el llamado para yo interponer la denuncia de dicha pérdida, siendo responsabilidad exclusiva de ellos, lo más lógico fue negarme, conmigo nunca pudieron logar sus cometidos, pero vaya cuánto me costaba eso.

Luego vino lo peor, redactaron un correo informativo a las áreas sensibles del Banco en este tema a sabiendas de mi ausencia de responsabilidad, con nombre propio que había sido yo quien había extraviado dicho título valor. A la fecha y pese a haber radicado un derecho de petición y una tutela no me han respondido con el estado final del cheque y si ellos interpusieron la denuncia cómo es debido. El banco aún no se pronuncia.

Mi llamado hoy es, si se siente identificado, ha sido agredido por las circunstancias que enuncié o por otras que lo hagan sentir acosado, recaude pruebas y denuncie, no es justo permitir que estos depredadores vayan por el mundo intimidando gente, acabando vidas y aparentando ser los mejores funcionarios del año, es un llamado la dignidad, al respeto, al ejercicio de mis derechos.

viernes, 20 de febrero de 2015

La Gata Charlotte

María Charlotte: Abandonada en la Estación de Policía de Kennedy, pasó la noche donde una señora, quien al día siguiente salía de su casa a dejarla otra vez en la calle porque no podía tenerla, pero iba pasando yo y me la regaló :) 25 de mayo del 2014.



La historia de Agatha

15 de enero del 2014

Tengo 2 gatos, pero la historia más especial de cómo llegó a mí surgió de Agatha, yo iba por el frío del páramo vía Choachí al Cerro de Guadalupe y en medio de la nada, estaba ella, solita en la vía.

Yo me detuve, por casualidad llevaba una manta, agua y comida para gatitos, Agatha estaba muy desnutrida y no podía ni acercarse a la comida porque todo su cuerpo temblaba por su avanzado estado de abandono. Así que bebió y comió un poco, la envolví en la cobija y al alzarla durmió en mis brazos toda la tarde.

Al llegar a casa, la bañé en la tina con agua tibia mientras la consentía y así la hice parte de mí. Luego, fuimos al veterinario y con él llegó la sorpresa que es muy ancianita, tuvo que recetarle jarabe para la tos y algunos medicamentos para las infecciones porque los ojitos le sangraban todo el tiempo, hasta la luz natural hacía que le dolieran y no podía abrirlos en ningún momento; de eso han transcurrido 6 meses ...

Es muy consentida y duerme encima de mi pecho o espalda todas las noches porque cuando hace mucho frío le dan sus ataques de tos a la madrugada pero para eso y para que se viera bonita le compré unos abrigos hermosos; ahora se le está cayendo un colmillo, de los pocos dientecitos que le quedan. Todo esto, hace de Agatha una viejita muy adorable y su mirada triste de cuando nos conocimos vaya despareciendo...



jueves, 19 de febrero de 2015

Carta para un gato (Ateo)

20 de octubre del 2013

Para mí eres un ser mágico, enigmático,
sentí tu energía el día que te conocí, cuando estabas en esa jaula a la intemperie, 
dormías entre muchos otros mínimos. 

¿Te escogí o me escogiste? No lo tengo claro.
Pero desde aquél instante cambiaste mi vida
así la gente no lo entienda.

Te amo desde ese momento,
el vendedor de mascotas, tu verdugo, te entregó a mí
en una bolsa de concentrado para gatos
y llegaste a mi casa entre maullidos.

Ahora, adoro tenerte encima de mi computador cuando intento trabajar en él,
si quiero leer la prensa y te sientas en ella, igual haces si quiero leer un libro;
o cuando te pido un beso y efectivamente me lo das,
y si te digo “abrazo” estás dispuesto para un arrumaco,
no me importa que mi ropa quede impregnada de tus pelos cuando te abrazo,
eso para mí es llevar algo de ti a donde vaya.

También me encantan esas manías que no tiene ningún otro ser del reino animal,
lloras porque el plato de comida no está a plenitud, tienes que verlo a la saciedad para que comas,
me das vuelta en la noche para que te salude cuando te ignoro,
porque al contrario tú si haz sentido mi llegada desde mucho tiempo antes
de estar en la puerta de nuestra casa.

Y ni decir de esas correrías por la casa a la madrugada,
botando todas las cosas al piso con tu cola peluda,
me huyes si quiero tomarte una foto,
hueles con desprecio mi ser desde el rostro hasta los pies si he pasado la noche afuera,
también hasta aprecio que mientras duermo,  caigas encima de mí con todo el impulso y tus ocho kilos de peso me dejen sin aire.

Por todo lo que me haz dado, te doy las gracias,
porque no puedes dormir arrunchado sin mí,
no te vas a ningún tejado sin que yo te lo permita y
regresas cuando te lo solicito,
mientras no estoy, me esperas todo el día para verme,
cuando estoy contigo, me sigues cuando me baño, cuando cocino y hasta cuando lloro,
me pones tus patitas en mi cara para reconfortarme y limpias mis lágrimas.

Por eso es mentira que tú y todos los gatos sean traicioneros,
son más fieles que la sombra misma, tienen una energía poderosa, un halo de magia,
sólo me ofreces alegrías, soy feliz de tenerte en mi casa, como mascota y como compañía, mi adorado felino. 


La realidad de los presos en China

De pronto alguien o muchos de los que me lean o me conozcan no entiendan cuando digo que esto me duele, pensarán que como no es mi problema o el suyo no hay un por qué para involucrarse. 

Sin embargo, la situación de los presos en el mundo especialmente quienes se encuentran recluidos en alguna prisión de la República Popular de China me conmueve como persona, como abogada, como colombiana. 

Me indigna la indiferencia del Gobierno, de la sociedad y hasta de las mismas familias afectadas por uno de los flagelos que sufre Colombia y es el del narcotráfico. No en sí mismo como un delito grave, sino por las consecuencias que conlleva y el manejo dado al tema. 

Las personas utilizadas para el tráfico humano de los estupefacientes, llamadas mulas, caen en la trampa entre otros, de los grandes narcotraficantes, de los problemas sociales y económicos que no son atacados de raíz con educación, salud, remuneraciones laborales justas y oportunidades, no con esto quiero defender la comisión de una falta pero si acudo a la proporcionalidad de la pena, a la defensa de los derechos humanos y a motivos humanitarios. 

Los presos se atrevieron a iniciar el peor viaje de sus vidas, situación no muy divulgada pero se precisa darla a conocer, cuya finalidad es hacer un alto frente a la vulneración grave de los Derechos Humanos. Cuando se es juzgado bajo las leyes del Código Penal de China, se está ante los parámetros del azar. La fase investigativa tiene una duración de 6 a 18 meses, no obstante, miremos si en realidad se cumple. Hay investigados que llevan hasta casi 3 años en esta circunstancia, pero eso no es lo peor. Lo más grave, es que durante la etapa de investigación se encuentran totalmente incomunicados. 

Posteriormente, se profiere la sentencia que en la mayoría de los casos es condenatoria con pena de muerte o cadena perpetua, no es difícil adivinar los motivos de ese resultado, cuyas consideraciones se motivan en ser colombiano, en las confesiones no del todo ciertas firmadas bajo presión y torturas, la inexistencia del derecho a la defensa, el no contar con un abogado, las barreras del idioma y la ausencia del apoyo familiar, toda vez que la familia solamente se entera de la captura una vez se ha proferido la condena y en algunos casos hasta el día de la ejecución. 

Una vez emanada la sentencia se entra al llamado “corredor de la muerte” una especie de tiempo de prueba esperando si se cumple la pena de muerte o es conmutada por la cadena perpetua, una decisión más “favorable” pero no así más alentadora, un lapso que puede alargarse indefinidamente. El derecho ganado una vez se obtiene condena es una llamada 10 minutos al mes para hablar con la familia. En Hong Kong hay derecho a visita diariamente, mientras que en Guangzhou sólo puede visitarlos la Cancillería de Colombia. 

Mientras, son sometidos a tratos inhumanos, degradantes e indignos para un ser humano, la comida es una ración al día de arroz sin sal y agua. Sus comportamientos son calificados bajo un sistema de puntos, cualquier falla menor los resta y con ello, le quita el derecho al papel higiénico, la crema dental, etc.; son sometidos a jornadas de trabajo extensas sin remuneración económica limitada a la entrega de productos de aseo o alguna fruta. No tienen acceso a libros, hay posibilidad de enviarlos, sin embargo, dicho envío desde Colombia por cada kilo del envío cuesta alrededor de 300 mil pesos. 

Algunos padecen hasta cáncer sin haber sido repatriados pese a haberse invocado motivos humanitarios y tras años de lucha de quienes han dado la pelea en Colombia, desde departamentos como Risaralda, Quindío, Valle del Cauca y ahora creciente en Cundinamarca; así como tampoco se ha adelantado a la fecha un Tratado de repatriación con Colombia. No faltará el que prefiera que los maten, el que juzgue la falta pero yo avoco al derecho humanitario, a la proporcionalidad de la pena con el daño, a que juzguen también las cabezas de eslabón y no sólo a los transportadores, a que el Gobierno ataque los problemas de raíz y abra las puertas al Tratado Internacional, estamos en un país en el que todo pasa y todo puede pasar, por eso no es imposible dar el debate y suscribir dicho Convenio. 

De la misma manera como pensaban apoyar a otros Gobiernos recibiendo los presos de Guántanamo, ¿mejor por qué no recibir a nuestros colombianos dando a la vez un profundo saneamiento, una verdadera reivindicación, un real cambio a nuestro sistema penal, penitenciario, carcelario y a las políticas sociales. No solo contribuyamos a la guerra con impuestos y con hombres, la educación y resocialización es el otro camino.